En América Latina y el Caribe, alrededor del 80-90 por ciento de las personas con discapacidad están desempleadas o fuera de la fuerza laboral activa. La mayoría de los que tienen trabajo recibe una remuneración monetaria escasa o nula, según datos del Banco Mundial. La provisión de formación específica en preparación para el empleo, habilidades laborales, entrevistas de trabajo y preparación de currículos puede suponer una gran diferencia en sus vidas.
Ese fue el caso de Zoila Chacón, una guatemalteca de 33 años que perdió una pierna a los 18 años en un accidente de moto. Seis años después, perdió su trabajo por complicaciones con la prótesis, y dejó de tener una fuente de ingresos.
Su situación empezó a mejorar cuando conoció una iniciativa que promueve los derechos laborales de las personas con discapacidad, la cual es apoyada por USAID e implementada por la Fundación Panamericana para el Desarrollo (PADF) en el marco del Proyecto Regional de Derechos Humanos en Centroamérica y México. Así, la Asociación de Asistencia Técnica y Capacitación en Educación y Discapacidad (ASCATED), una organización local, le ofreció un taller prelaboral. Con esa asistencia técnica y apoyo para la inserción laboral, pudo volver al mercado laboral.
Ahora Zoila trabaja como cajera para Walmart y puede mantenerse a sí misma y a su familia, incluidos sus tres hijos. Fue reconocida como empleada destacada en su área de trabajo, debido a su rendimiento, superando el escaneado de 700 productos a la semana, así como un impecable registro de caja, lo que le abrió las puertas para solicitar un puesto a tiempo completo. También pudo comprarse una prótesis nueva.