Restaurar para ganar
Cómo un acuerdo entre el campo y la ciudad hará posible la rehabilitación de un importante humedal en las alturas de Lima, Perú
Raúl Márquez Asensio vive en la comunidad de Carampoma, donde las nubes se elevan a 4500 metros sobre el nivel del mar y descansan sobre las aguas tranquilas que yacen debajo. Aquí, Raúl hincha su pecho con orgullo, viendo su amado humedal renacer luego de que una gran parte ya se se hubiera perdido.
El bofedal — un tipo de humedal que tiene la propiedad de retener el agua durante las temporadas lluviosas y liberarla lentamente durante las estaciones secas, para alimentar lagunas y arroyos cercanos — es un ecosistema valioso que ha sido ignorado por mucho tiempo.
Hoy, SEDAPAL, la compañía a cargo de los servicios de agua potable y desagüe en Lima, tiene planes de restaurar el bofedal de Carampoma, localizado en una cabecera de cuenca ubicada a 100 kilómetros de Lima, la capital del Perú.
Este proyecto, apoyado por USAID, es crítico para la conservación de las reservas de agua en Lima, una ciudad de casi nueve millones de habitantes.
Este es el primer proyecto en Lima dentro del esquema de trabajo de los Mecanismos de retribución por servicios ecosistémicos (MERESE), que juega un rol fundamental en la restauración de las fuentes naturales de agua de las ciudades del Perú por medio de un acuerdo voluntario entre quienes conservan los ecosistemas (contribuyentes) y quienes se benefician de ellos (retribuyentes).
Desde el año 2015, la población de Lima ha contribuido mensualmente con los esfuerzos de restauración de SEDAPAL a través de una tarifa de 1%, demostrando el liderazgo del Perú en el diseño e implementación de un mecanismo innovador de compensanción ambiental.
Lima experimenta un déficit de agua de aproximadamente 43 millones de metros cúbicos durante la estación seca, que va de junio a noviembre, y depende de instalaciones de almacenamiento que pueden contener aproximadamente 330 millones de metros cúbicos de agua. El problema es que los ríos de la región andina que proveen de agua a Lima y a la región costera siguen un patrón de flujo estacional, lo que genera déficit de agua durante la estación seca y excedentes que no se pueden almacenar durante la estación lluviosa.
El suministro de agua también sufre el impacto del cambio climático y es exacerbado por las actividades humanas, las que incluyen la degradación del suelo. Por ende, si no se implementan esfuerzos de conservación del agua, millones de peruanos experimentarán escasez de agua de forma generalizada.
SEDAPAL cobra una tarifa mensual por uso del agua y luego trabaja con la comunidad para recuperar el humedal de Milloc", dice Raúl. "Cuando SEDAPAL presentó el proyecto de restauración a mi comunidad, lo aceptaron. Todos queremos que esta pampa esté verde y vuelva a ser como antes”.
La “champa” (turba) es un suelo orgánico especial, que se forma en los humedales luego de un período de casi 100 años.
La principal amenaza para los humedales de Carampoma son los champeros, extractores ilegales de "champa" (turba), un suelo orgánico especial propio de los humedales que necesita más de 100 años para formarse. Este suelo se vende en viveros de Lima, especialmente como sustrato para el cultivo de orquídeas, según lo reportado por Ojo Público.
Esto es lo que hemos encontrado: un estado de sequedad, falta de humedad y champeros. Al final, el objetivo es recuperar y restaurar la champa en toda esta zona,” comparte Raúl.
Camión intervenido por la Policía Nacional del Perú por transportar de forma ilegal champa proveniente de los humedales.
Repoblando el bofedal
El acuerdo entre la comunidad de Carampoma y SEDAPAL representa un hito en la protección de este frágil ecosistema, fundamental no sólo para las cadenas productivas de los miembros de esta comunidad andina, sino también para los usuarios de agua de Lima.
Queremos que toda esta pampa esté verde. Esto nos beneficia porque es nuestra propiedad,” dice Raúl. “En esta área tenemos flora y fauna. Quisiéramos que esos animales vuelvan porque eso beneficia a la comunidad.”
El proyecto Milloc en el pueblo de Carampoma fue inicialmente propuesto por Aquafondo y The Nature Conservancy en el 2014.
Con el seguimiento y apoyo de la Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento (SUNASS) y de otros socios, el proyecto fue subsecuentemente aprobado.
A inicios del 2018, el equipo del proyecto de Infraestructura Natural para la Seguridad Hídrica (INSH) trabajó con SEDAPAL, el Ministerio del Ambiente y SUNASS para impulsar el avance del proyecto.
De acuerdo con Gabriel Quijandría, ex Ministro del Ambiente, esta intervención implica que las inversiones para la recuperación de la naturaleza y el agua se mantengan. “Este es un momento histórico. Como ciudadanos que consumimos agua, debemos conocer la importancia de la conservación y recuperación de la misma. Necesitamos ver a la naturaleza como una aliada para poder continuar progresando en el cierre de las brechas de los niveles de vida”, señaló.
De acuerdo con las estimaciones de SEDAPAL, este esfuerzo generará alrededor de 12 000 días de trabajo remunerado, una contribución importante para la reactivación económica de la comunidad de Carampoma.
USAID y el Gobierno del Perú están trabajando en asociación con el Gobierno de Canadá, Forest Trends, CONDESAN, SPDA, EcoDecision y con investigadores del Imperial College of London.
SEDAPAL está actualmente trabajando en por lo menos 22 proyectos de este tipo para restaurar y proteger las fuentes de agua de la ciudad, mientras implementa nuevas formas de financiamiento para estos proyectos.
Raúl, por su parte, está feliz de que los líderes del país estén tomando seriamente el cambio climático en su comunidad:
“Me gustaría dirigirme a las entidades del Estado y decirles que se preocupen, que vean la realidad de lo que hacen los depredadores de champa. Me alegra que las autoridades estén finalmente preocupándose por la fuente de nuestro suministro de agua.”
SOBRE ESTA HISTORIA
El Perú es vulnerable a extremos hidrológicos y climáticos. Sequías, incendios, inundaciones y deslizamientos en años recientes demuestran la aguda crisis de agua que enfrenta el país, situación que sólo puede intensificarse con el crecimiento de la población y el cambio climático.
La infraestructura natural (como los bosques y humedales) incrementa la resiliencia a las crisis de las comunidades en la parte alta de las cuencas y de los usuarios de agua en la parte baja. USAID y Canadá están trabajando juntos para escalar los esfuerzos para proteger y restaurar la infraestructura natural mientras responden a las inequidades de género que son incompatibles con un futuro con seguridad hídrica y climática.
Sobre los autores
Doris Mejía es la líder de comunicaciones del proyecto Infraestructura Natural para la Seguridad Hídrica. Magali Ugarte y Noelia Gutiérrez son especialistas de comunicaciones en la misión de USAID en Perú y en el Programa Regional de la Agencia para América del Sur.
Fotos por Gabriel Rojas, Bruno Bernal, Miguel Albites, Ana Castañeda, Alan Chamorro y Gerson Pizardi.